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Más allá de la visión de un «gran empresario» sufrido y solitario, las empresas necesitan tres tipos de talentos que son indispensables para que esta sea exitosa. ¿Cuáles son?

Es fascinante ver la expansión de contenido sobre negocios y finanzas de los últimos años. Lo que hace un par de décadas era un pequeño nicho de aburridos libros y periódicos dirigidos a empresarios y ejecutivos, es hoy toda una industria de entretenimiento con una audiencia gigante que abarca todas las edades y profesiones. 

En términos narrativos, esta industria suele resaltar la figura del “gran empresario”. Esta es una figura usualmente carismática y algo excéntrica que, con extraordinaria visión y solitario esfuerzo, logró consolidar una o varias grandes empresas—piensen en el tipo de empresarios que salen en la portada de Forbes o en los podcasts de Oso Trava.

Soy algo crítico de esa narrativa. Siento que no describe muy precisamente el tipo de talento que suele caracterizar a las organizaciones exitosas y hoy quisiera ofrecer una visión que considero más acertada. En mi opinión, existen tres grandes tipos de talentos indispensables en una organización exitosa. Los llamaré de la siguiente forma: el emprendedorel administrador, y el ingeniero.

  • El emprendedor es el que lleva el proyecto de 0 a 1. Es el visionario, el soñador; el que tiene la perspectiva de muy largo plazo. Es que el que logra identificar valor donde todo el mundo lo ha ignorado y el que es capaz de pensar en cómo explotarlo, definiendo la misión y el ethos de la organización. Antes del emprendedor no existe nada, y con él surge un equipo de personas con la motivación esencial para lograr un objetivo.
  • El administrador es el que lleva el proyecto de 1 a 100. Es el estratega, el que tiene la perspectiva de mediano plazo. Este es el que sabe identificar los recursos esenciales para que la organización crezca. Sabe con quién conectarse para financiar la visión. Además, sabe a quién reclutar y qué inversiones realizar para que la visión se haga realidad. Este es el que transforma el sueño del emprendedor en un plan realista. Es decir, es el que genera una forma efectiva de explotar el valor identificado por el emprendedor. Antes del administrador existe un equipo de personas motivadas, y con él se consolida una organización que el resto de la sociedad se toma en serio. 
  • El ingeniero es el que garantiza que el proyecto se mantendrá en 100. Es el optimizador, el que tiene la perspectiva de corto plazo. Este es el que garantiza que la organización no se deteriore y sea presa de los malos hábitos y la depreciación. Es el que mantienen el foco en los niveles de productividad y es consciente de que los procesos deben hacerse más eficientes cada día y los costos deben reducirse. Es el que supervisa al talento humano y ofrece los incentivos correctos para que el personal interiorice el principio de que enfrentar un ambiente competitivo requiere mejoras continuas. Antes del ingeniero existe una organización que la sociedad reconoce como seria, y con él esta se transforma en un ícono de su industria.

Noten que cada una de estas figuras contribuye de una forma diferente a la organización, pero todas ellas tienen roles de liderazgo. Es decir, estos talentos no son recursos que se puedan fácilmente tercerizar o que puedan simplemente recaer en algún subordinado dentro de la estructura jerárquica. Las personas con estos talentos deben ser parte integral del equipo directivo de la organización. 

Y aunque los presento en una lógica secuencial, inspirado en el ciclo de vida de un emprendimiento, estos tres talentos son necesarios permanentemente. Si pensamos en una organización madura, la ausencia de una figura clara de emprendedor suele llevar a la pérdida del horizonte y la disipación de la motivación entre el personal. Piensen, por ejemplo, en los años de Apple que siguieron la partida de Steve Jobs. Similarmente, un startup que carece de un cofundador tipo ingeniero capaz de canalizar la atención del equipo a la construcción de un producto de calidad difícilmente podrá persuadir a inversionistas tempranos y usuarios iniciales que son los que permitan ganar el impulso necesario para que la compañía despegue. Este es el caso de infinidad de compañías jóvenes diariamente en el sector tecnológico.

Ahora bien, la gran pregunta es si una persona puede disfrutar de varios de estos talentos al mismo tiempo y mi respuesta es que sí. Figuras como las de John D. Rockefeller, que logró reconocer el potencial del petróleo y fue capaz de diseñar toda una industria, optimizando infinidad de procesos por décadas, es un claro ejemplo de ello. Quizá el mismo Steve Jobs también representa eso; su visión alrededor del diseño y la fidelización de los usuarios a partir de la calidad de los productos y la interdependencia tecnológica de ellos son señales de los tres tipos de habilidades. Sin embargo, tal como en el resto de las esferas de la vida humana, los talentos extraordinarios de carácter multifacético son muy raros. Entonces, aunque existen personas que puedan ser buenas en las tres dimensiones, es bastante más factible que una organización acumule estos talentos en un equipo que en un individuo.

Quisiera terminar resaltando que esta visión no solo me parece una descripción más precisa de la realidad del mundo empresarial que aquella del “gran empresario”, sino que también me parece más saludable como narrativa dentro de la opinión pública. La idea del “gran empresario” ha nutrido una esperanza generalizada poco realista de que el éxito empresarial es un esfuerzo individual, cuando raramente lo es. Y aquella generalizada esperanza aleja diariamente a miles de jóvenes talentosos de actividades donde pueden ser exitosos individualmente, para fracasar en emprendimientos donde lo que requieren es potencial colectivo.

Por: Javier Mejía Cubillos*
*El autor es Asociado Postdoctoral en el departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Stanford. Ph.D. en Economía de la Universidad de Los Andes. Ha sido investigador y profesor de la Universidad de Nueva York–Abu Dhabi e investigador visitante de la Universidad de Burdeos.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.

Fuente Forbes


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