Empresas con habilidades blandas, empresas resilientes
Si hay un tipo de empresa que debe especializarse en dominar las habilidades blandas, también llamadas soft skills, son las empresas familiares.
¿Qué hacer ahora en las empresas con la llegada de las máquinas? Chat GPT es capaz de obtener calificaciones aprobatorias en exámenes de admisión universitarios; Midjourney, de generar fotos de producto fotorrealistas sin la necesidad de contratar un fotógrafo o diseñador gráfico; y Amazon ya ha comenzado a automatizar sus almacenes con ayuda de robots altamente avanzados.
La respuesta es solo una: hay que ser estratégicos. Así como el automóvil hizo obsoletos a los carruaje; Facebook, a los paquetes de llamadas de larga distancia de las empresas telefónicas, y la imprenta, a quienes se dedicaban a transcribir textos a puño y letra, la tecnología avanza y a nosotros nos toca adaptarnos.
No es cosa sencilla, por supuesto, y también hay implicaciones éticas, como el uso de inteligencia artificial para apropiarse de los rostros y las voces deactores de Hollywood ya fallecidos, uno de los puntos neurálgicos de la huelga de actores y escritores que hace poco sucedió en Estados Unidos.
En el futuro todos somos agentes digitales
Pero hay esperanza: estas tecnologías pueden imitarnos, pero no pueden ser creativas por sí mismas. Son, al final del día, herramientas. ¿Cómo podemos aprovecharlas? Según el informe de McKinsey, titulado “Five Fifty: Soft skills for a hard world”, lo primero que haremos como sociedad será aprender a operar estas tecnologías con conocimiento cada vez más especializado. Hace treinta años se decía que quien no aprendiera computación se volvería un analfabeta funcional. Hoy en día prácticamente todo el mundo sabe utilizar una computadora o un teléfono inteligente. Para el 2030, quien no tenga al menos habilidades básicas de programación quedará rezagado. Así lo ilustra el informe de McKinsey:
“Nuestra investigación sugiere que, para el año 2030, el tiempo dedicado a usar habilidades tecnológicas avanzadas aumentará en un 50 por ciento en Estados Unidos y en un 41 por ciento en Europa. La expectativa es que la necesidad de habilidades avanzadas en TI y programación crezca más rápidamente, lo cual podría aumentar hasta en un 90 por ciento entre 2016 y 2030. Las personas con estas habilidades inevitablemente serán una minoría. Sin embargo, también hay una necesidad significativa de que todos desarrollen habilidades digitales básicas para la nueva era de la automatización. Descubrimos que, de las 25 habilidades que analizamos, las habilidades digitales básicas son la segunda categoría de crecimiento más rápido, aumentando en un 69 por ciento en Estados Unidos y en un 65 por ciento en Europa”.
Las inimitables habilidades blandas
La segunda pregunta que hay que hacerse, y tal vez la más importante, es: “¿En qué somos mejores que la inteligencia artificial?”. La respuesta es sencilla también: habilidades blandas. Me refiero a cualidades como la comunicación clara, el liderazgo asertivo, la inteligencia emocional, la creatividad, la resistencia a la incertidumbre, el pensamiento crítico y la resolución de problemas. Estas son cualidades clave para hacer, esencialmente, dos cosas: trabajar en equipo, creando sinergias, y tomar decisiones inteligentes ante problemas complejos donde, o no hay información disponible, o hay en una abrumadora abundancia.
Según el ya mencionado estudio de McKinsey, las habilidades más complicadas de encontrar en el mundo laboral hoy están repartidas en tres áreas clave:
Resolución de problemas, pensamiento crítico, innovación y creatividad.
Habilidad para lidiar con la complejidad y la ambigüedad.
Comunicación.
En los negocios más automatizados, donde se usa más tecnología, es curiosamente, donde más hacen falta estas habilidades. En otras palabras, ahí donde la tecnología domina más, ahí es donde más se necesitan personas con grandes habilidades blandas.
Estas habilidades no se enseñan lo suficiente ni en las empresas, ni en las escuelas o universidades. En mis tiempos también resultaba raro que alguien se enfocara en ellas con la ambición de convertirse en experto en su respectiva industria. Sin embargo, en el ámbito de la empresa familiar, estas habilidades siempre han sido un tema presente por el simple hecho de que el fundador es padre y jefe al mismo tiempo, y sus compañeros de trabajo conviven con él tanto en la oficina como en casa. La realidad es que una familia sin habilidades blandas no puede liderar una empresa familiar. Sumémosle, además, el factor de que actualmente conviven cuatro generaciones diferentes en el mundo laboral (baby boomers, generación X, milénicos y centennials), cuatro culturas disímiles y, en algunos casos, antagonistas.
La empresa familiar tiene la ventaja de que se ha enfrentado a este tema de las habilidades blandas desde generaciones atrás; están acostumbradas a la complejidad de lidiar con cuestiones técnicas y emocionales a la vez. Quizá por ello su transición al mundo digital, aunque no menos turbulenta, sí será más manejable. Y, como toda habilidad, las habilidades blandas pueden enseñarse. Después de todo ¡somos humanos! Somos tradicionalmente buenos en mostrar empatía, en resolver problemas y en ser creativos. Lo llevamos en el ADN. ¿Cómo se enseñan estas habilidades? Primero que nada, habrá que crear instrumentos para medirlas, para luego determinar dónde hay que mejorar. Posteriormente, habrá que diseñar capacitaciones, mentoreo o acompañamientos que ayuden a desarrollarlas. Por supuesto, siempre será más fácil, para empezar, pedir la ayuda de un consultor especializado en empresas familiares: no hay necesidad de inventar el hilo negro.
Recordemos que toda tecnología es una herramienta. Y si las tecnologías digitales nos superan en cuanto a las habilidades duras, entonces, simplemente, hagámonos más suaves.
Fuente Forbes
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